Beatriz Novaro
Un dulce olor a madera impregna la sala que espera por Guillermo. Por fin llega a sentarse este hombre alto, delgado, de ojos profundamente verdes. Toma la grabadora en sus manos para comenzar la charla. El cassette viejo comienza a girar, imprimiendo en su interior la voz baja de un artista que se asume a sí mismo como un viejo necio. Autor de novelas como “El búfalo de la noche” y guionista de “Amores perros” y “21 gramos”, asegura que él trabaja con dedicación.
GUILLERMO
Soy escritor, no sólo guionista, y cuando escribo me olvido de la parte técnica pues quiero que sientas personajes de carne y hueso. Cuido el estilo, los tiempos, los diálogos, los espacios. Apunto indicaciones para poner la escena, pienso en el ritmo de la producción y en los costos.
Arriaga habla de su oficio con pasión. Se mueve poco, dice que escribir es un ritual, proceso y trabajo. De vez en cuando se rasca la mejilla, mira hacia arriba pensando en la respuesta; esculpe sus ideas y sonríe de vez en cuando. Expresa su opinión acerca de sus colegas:
GUILLERMO
Varios colegas han cometido errores. Uno de ellos es que por el deseo de ser filmados son capaces de hacer cualquier cosa o aceptar cualquier pago. De hecho yo trabajo con directores, no para directores. Yo mantengo a mi familia de esto. Algo que es importante saber, es que puedes conciliar, pero no conceder. Y ese es el problema, esta sociedad es comunitaria, si haces cosas solo, te ven como un ser agresivo, apartado de la comunidad.
Endereza más su espalda, dice que es por ello que el alma de un guionista debe pesar más de 21 gramos porque es el que presenta el mundo interior, da la sangre, el pulso a a la obra; por eso sus personajes son entrañables para él:
GUILLERMO
Todos los personajes tienen que ver conmigo. Hay con los que me encariño más, pero todos tienen una parte mía, hasta los perros. (ríe)
Se levanta de su silla, abre la puerta; nos encontramos con su perro negro, con los ojos en blanco, hinchados y los lagrimales rojos. Tiene cáncer, hay que hacerle quimioterapias.
CORTE A:
Francisco, un hombre alto, de tez blanca y de lentes se sienta en una silla alejada de la gente pero armonizada por música tenue. Se acerca la grabadora vieja que protagoniza por segunda ocasión la charla de un aventurero de ideas; el responsable de cintas como “Fibra óptica”, “Lolo” y “Vera”. Athié está en primer plano expresando que el guión es una herramienta.
FRANCISCO
El guión forma parte del trabajo grupal y aunque no está sacralizado como una de las bellas artes, no es un trabajo menor, porque sin guión no hay sentimiento. Las imágenes vienen impregnadas de emoción, por eso yo escribo a mano porque los personajes se te aparecen, te hablan.
Se expresa con las manos, se ríe bastante seguido, se sorprende a sí mismo, opina sobre México, un país que está lidiando con su propia identidad.
FRANCISCO
Nuestra pobreza es la mejor ventaja creativa. Sabes que te van a pagar tan poco, que lo haces porque quieres. Mi lápida de escritor sería: “Esta historia vale la pena contarla porque lo digo yo”.
Sus ojos le brillan cuando escucha la palabra VERA.
FRANCISCO
Es uno de los ejemplos donde uno no debe meterse donde no lo llaman (ríe). Todo sucedió cuando tuve una especie de alucinación que escribí. Hablar de inspiración ya no está de moda, pero te juro que eso fue, porque lo que tenía que redactar no eran palabras, sino imágenes.
Ahora trabaja en un proyecto sobre las últimas décadas del siglo XVIII (El baile de San Juan):
FRANCISCO
Es el momento en el que hay criollos (que se dan cuenta que como españoles ya no la hicieron), indios (que ven que no está tan mal eso de que en lugar de que te saquen el corazón nomás te den unos latigazos) y negros (que dicen, si nos liberamos, igual nos vamos a Jalisco). Entonces por eso “El baile de San Juan” donde cada quien agarra su pan.
La grabadora se detiene, el flujo icónico también. Sin embargo, Francisco Athié continúa deleitándonos con su charla; aunque oficialmente se haya acabado el ciclo de preguntas-respuestas y haya salido de cuadro.
CORTE A:
Marina sorbe su jugo natural, la grabadora está en sus manos y no sabe si seguir bebiendo o hablar al micrófono que casi no capta su voz. Decide tomarlo entre sus manos. La ganadora del Ariel por el guión de “De la calle” habla de su oficio refiriéndose a la inspiración y las musas que la rigen como creadora de imágenes:
MARINA
Escribir un guión es 90% continuidad, y el otro 10% es inspiración. Por eso hay que entrenar a las musas, porque es un proceso que tiene que ver con el ensayo y el error. Nunca lo primero que escribes es lo que resulta y es difícil, porque por ejemplo yo no pienso en términos del encuadre, sino en la emoción de ciertas imágenes.
Paciente y ecuánime, observa a su alrededor y se convierte en el ojo que en principio la estaba observando a ella. Habla de los diferentes tipos de trabajo a los que se tiene que enfrentar:
MARINA
Hay guiones que trabajo por encargo, otros que son más personales pero la película nunca es lo que uno pensaba, y hay que asumirlo.
De pronto Marina Stavenhagen reflexiona más sobre su situación como guionista en México:
MARINA
Somos un puñado de necios que hacemos películas, pues en este país es difícil vivir de guionista. Damos clase, asesoramos, hacemos periodismo, literatura, damos clases de inglés o de macramé.
Platica sobre “De la calle” y su relación con el dramaturgo Jesús González Dávila, autor de esta sobrecogedora pieza:
MARINA
De la calle fue un reto de adaptación. Con Jesús tuve una relación muy emotiva ya que descubrí que más allá de la sordidez de la marginación es un autor que tiene ternura por sus personajes.
Una mujer que disfruta del cine infantil y que actualmente trabaja con Gerardo Tort en un documental sobre Lucio Cabañas, se despide porque hoy le toca recoger de la escuela a ocho niños: la ronda semanal con otras mamás.
CORTE A:
Una pequeña oficina es el espacio de Carolina Rivera, la responsable de los guiones de “Cilantro y perejil”, “Todo el poder”, “El segundo aire” y “Amar te duele”. Con expresión fresca y una gran sonrisa se sienta. Se dispone a poner música, sin embargo no lo hace para dedicarle todo su espacio sonoro a la grabadora que hace un viaje más a otra guionista. Habla de sus técnicas tan peculiares de escritura:
CAROLINA
Esta es la primera vez que tengo una oficina, después de 12 años de escribir. Para escoger este espacio, tuve que recorrer cuarto por cuarto. Yo vivía aquí en esta casa y siempre trabajé en la mesa del comedor porque ahí tenía la ventana y a mí me gusta que me de el sol mientras escribo, aunque sea el peor lugar porque se refleja la luz de la computadora y no veo (risas). Justo esta oficina está arriba del comedor, con una ventana que me da el sol. Es un ritual neurotiquísimo.
Dice orgullosa que es un honor para ella ser guionista en México:
CAROLINA
Es una batalla porque hay poco trabajo y no se puede vivir sólo de escribir guiones. Pero me gusta, porque creo que el cine nacional ha logrado recuperar un público que se había perdido.
Tiene los dedos pegados a la grabadora, la toma con fuerza. Con sencillez exclama:
CAROLINA
A mí me dicen “Tienes una intuición de lo que le gusta al público mexicano”. Yo encontré el nicho que de pura suerte es el que puede pagar el cine (risas). Además es el tipo de gente que no le gusta ver jodidos, pero te juro que fue sin proponérmelo. Escribo las historias que a mí se me ocurren, no pienso “ah, vamos a hacer una película para gente de lana”.
Cuenta que actualmente reescribe un guión dramático (Enemigos íntimos), que lo tiene Fernando Sariñana como productor y dice que se entiende bien con él. Pide un vaso con agua, se dispone a trabajar con el sol en la espalda y las ideas en su memoria.
CORTE A:
Una sala llena de aprendices es el pretexto para le presentación del libro “Reescribir el guión” de Beatriz Novaro (guionista de “Lola”, “El jardín del Edén” y “Danzón”) que junto con Ignacio Ortiz (director y guionista de “Cuento de hadas para dormir cocodrilos”) explicaron la importancia de la escritura cinematográfica.
IGNACIO
El guionista es ante todo un cineasta, así que no debe haber manuales para escribir guiones. La premisa consiste principalmente en no aburrir al espectador. La escritura es un proceso creativo en el que especulas y reflexiones, además de reírte de ti mismo y amar a tus personajes sin juzgarlos. Uno debe ser un poco inmoral, un poco impúdico.
El maestro Ortiz habla sin prisas, con una voz clara que sale de su rostro moreno, apacible y encuadrado bajo unas gafas que le han visto más de una idea cristalizada en imagen. Al mismo tiempo, Beatriz Novaro denota la plenitud y realización en sus comentarios hechos a la grabadora que ya cuenta con más de una historia de vida.
BEATRIZ
El chiste es torear a las musas pues escribir es un acto de soberbia que hay que enfrentar con humildad. El chiste es encontrar el fondo a las situaciones para hallar las imágenes que las relaten porque hay veces que los personajes llegan disfrazados de uno, los percibes pero no les ves las caras, entonces hay que aprender a torear todo esto.
Colegas, estudiantes y admiradores abandonan la sala mientras el cassette se detiene por fin con el recorrido de descubrir a los creadores de imágenes.
FADE OUT