Friday, April 16, 2010

El silencio y su significación mística


Teresa de Cepeda y Ahumada nació el 28 de marzo de 1515 en Ávila, y murió el 4 de octubre de 1582 en Alba de Tormes, España.  Hija de judíos conversos y doctora de la iglesia católica, esta mujer pasó a la historia por su peculiar forma de acercarse a Dios.  Fundadora de las Carmelitas Descalzas, Teresa de Jesús es un personaje que merece ser estudiado por su aportación al mundo de la religión, literatura y en general, del arte.

La inquietud de analizar su vida, surge del controversial fenómeno de la transverberación, el cual se suscita cuando una persona alcanza el éxtasis místico, es decir, tiene contacto directo con Dios.  Teresa de Jesús logra comunicarse con su esposo Dios (como ella misma le llamaba) y gracias a este hecho, es señalada y hasta perseguida por la Inquisición. 

A nivel artístico, su obra literaria es un atractivo material para el ejercicio hermenéutico y para estudiar un elemento clave para interpretar su complejidad: el silencio.  Integrante e integrador del lenguaje; el silencio es el punto de unión entre el éxtasis de Teresa, sus escritos y su posible interpretación ahora, en un siglo XXI lleno de ruido y entropía espiritual.



 

Teresa de Ávila: Una santa adelantada


La vida de Santa Teresa es como una sinfonía de Beethoven: larga, intensa, caótica pero armoniosa.  Tendríamos que empezar por describir sus bellas contradicciones o facetas importantes.  Por un lado, tenemos una Teresa de Cepeda infante y joven que amaba los afeites, la literatura de caballería, la aventura y la coquetería.  A esa Teresa “Cómo le gustaba oír decir que era hermosa” (Marcelle Auclair 2005 La vida de Santa Teresa de Jesús  31)

Por otro lado, tenemos a Teresa de Jesús, aquella que entró al Convento de la Encarnación, lleno de comodidades y en el cual pasó enferma mucho tiempo, de hecho, su salud siempre fue delicada. 

Todo esto no impidió su camino a la perfección.  Su obsesión por alcanzar a Dios, la llevó a tener episodios extáticos donde ella describía la divinidad.  Estos encuentros fueron señalados y juzgados no sólo por la Iglesia sino por ella misma que también llegó a pensar que era el demonio que quería poseerla.  Pero sus revelaciones también constituyeron rebelaciones, ya que, al darse cuenta de la veracidad de su comunicación con Dios; Teresa decidió fundar una orden basada en la pura contemplación, oración y vida humilde.

Esto logró que comenzara a formarse todo un misterio alrededor, de tal forma que cuando murió, su cuerpo fue exhumado y cortado para ser repartido por varias partes de Europa.  Su inmortalidad pasó por la beatificación (1614), santificación (1622) y por último por el nombramiento como doctora de la Iglesia (1970) 



La transverberación poética: La divinidad hecha mujer


“Lo místico, del latín mysticus, alude a lo oculto o misterioso, y se usa para referirse a lo espiritual, en general, y con mayor frecuencia a la espiritualidad religiosa” (Carlos Alberto Miranda 2004 Revista colombiana de Psiquiatría 175)

Este acto es muy complicado de explicar, ya que consiste en entrar en un silencio y oración profunda.  El nivel de concentración debe ser muy alto y el cuerpo queda estático cuando el alma se eleva para tener una experiencia divina:

“Exteriormente, en el arrobamiento se suspende el hablar y el abrir los ojos, las manos del orante quedan heladas y endurecidas; si el cuerpo está de pie o de rodillas, mantiene dicho estado.  Interiormente, todo lo del mundo es considerado poco ante el sentimiento y la suavidad vividas” (Luis Cascante Poesía mística y erotismo 2)

La misma Teresa describía estos hechos como la visita de un ángel que la penetraba con una daga caliente en el corazón y sentía que moría, pero no deseaba que esa agonía terminara.  Sobre estos arrobamientos la santa tiene escritos muy hermosos que describen un completo y voraz amor por su Señor:

Vivo sin vivir en mí
Y tan alta vida espero
Que muero porque no muero.
Vivo ya fuera de mí,
Después que muero de amor;
Porque vivo en el Señor,
Que me quiso para sí:
Cuando el corazón le di
Puso en él este letrero,
Que muero porque no muero.

La estancia de Teresa en el mundo fue pues, una búsqueda al perfeccionamiento del alma por medio de estos encuentros que ella gozaba y sufría por su naturaleza tan compleja.  Y así, en el mundo intelectual y médico, se ha puesto sobre la mesa la posibilidad de una histeria o epilepsia de la Santa; pues la descripción de estos hechos tienen una fuerte relación con fenómenos más físicos y neuronales que espirituales.



Silencio: Un acercamiento hermenéutico al lenguaje místico


En los textos místicos de Teresa de Jesús existe una referencia muy sutil al silencio.  Es el elemento ausente que une las palabras, las teje y les da sentido.  Si para alcanzar el éxtasis es necesario guardar silencio, para escribir también se requiere de un ritual muy parecido.  Entrar en trance para dar a luz poesías que se alimentan de las pausas silenciosas.

“Todo acto de escritura se sitúa en ese lugar donde ser y no ser coexisten también.  Así, el silencio no es la representación de una carencia o falta, sino por el contrario, es una parte de la expresión misma; escribir es encontrarse con la revelación de nuestras propias contradicciones, es la revelación de la condición humana, al mismo tiempo que de la existencia del lenguaje como entidad cambiante” (Alejandra Jaramillo 2006 Literatura: Teoría, Historia, Crítica 171)

Así, el silencio contiene en sí mismo una interpretación un Hermes que no sólo es el mensajero, es el intérprete y se convierte a su vez en artista.  Es también la nostalgia del mensaje, como la imagen escrita es la nostalgia de la realidad.  Todos danzan en un solo lugar lleno de signos que se mueren por ser descifrados en lo innombrable, en la ontología de su más profundo significado: este silencio.




FUENTES DE CONSULTA

Auclair, Marcelle, Trad. Joaquín Esteban Perruca, La vida de Santa Teresa de Jesús, Madrid, Palabra, 2005

Cascante, Luis: “La flecha incendiaria del amor”, Poesía mística y erotismo: 1-4

Jaramillo, Alejandra: “Del abismo de la escritura o el silencio de la creación”, Literatura: Teoría, Historia, Crítica 8 (2006): 165-193

Miranda, Carlos Alberto. “Vigencia del delirio místico en la semiología contemporánea”, Revista colombiana de Psiquiatría Volumen XXXIII Número 002 (2004): 172-181

Senra, Avelino, Las enfermedades de Santa Teresa de Jesús, España, Díaz de Santos, 2006

Alarcón, Justo “Poemas de Santa Teresa de Jesús, Abril 2010, http://www.los-poetas.com/g/tere1.htm#VIVO%20SIN%20VIVIR%20EN%20M%C3%8D